sábado, 6 de octubre de 2012

Capítulo 3 : Otra historia



Bueno, aquí está el capítulo tres, esperamos que os guste mucho mucho!!!!!. Besos enormes. 
PD: sé que prometimos capítulos largos, este no lo es mucho, pero es que estábamos en casa de otra persona y no teníamos mucho tiempo.

Observo atónita lo que hay a mi alrededor. Definitivamente estoy loca. Me levanto con cuidado, palpando el suelo para no caerme . Cuando consigo ponerme en pie aliso mi falda y me vuelvo a colgar la mochila del hombro. Luego corro hacia cada una de las puertas e intento abrirlas, imposible, no se puede. Veo una muy pequeña e intento abrirla también, pero está cerrada. Vuelvo resoplando a la mesa , allí, como esperaba, hay una llave. La cojo y pruebo otra vez a abrir cada una de las puertas, solamente la pequeña consigue abrirse. Sé lo que va a pasar a continuación, iré a la mesa, habrá una botella con un líquido que me hará encoger , después volveré a la puerta, estará cerrada y me habré olvidado la llave en la mesa, entonces tendré que comer del pastel que te hace crecer. Pero no, conozco este cuento, y no pienso caer en el truco.
Me descuelgo mi mochila del hombro y abro mi estuche en busca de algo que me sirva para sujetar la puerta. Encuentro una goma lo bastante grande y la pongo entre la puerta y el marco de ella, así será imposible que se cierre. Voy de nuevo a la mesa, como me esperaba allí hay una pequeña botella que contiene un líquido de color rojo. Leo la etiqueta.
<< Bébeme>>.
Hago caso de lo que dice la botella y me bebo todo su contenido de un solo sorbo. Sabe horriblemente mal, es una mezcla entre algo amargo y ácido pero con un toque de dulzor, raro, muy raro. Inmediatamente empiezo a encoger, la ropa se me cae y tengo que conformarme con hacerme un vestido con un trozo de camiseta. Corro de nuevo hacia la puerta y recojo mi goma, que ahora pesa bastante. Cuando por fin consigo deshacerme de ella entro por la puerta.
Mis ojos no pueden creer lo que ven, mariposas gigantes, rosas del tamaño de árboles que me miran y sonríen , arbustos del tamaño de edificios e insectos del tamaño de coches. Camino despacio mirando a mi alrededor, sin perder detalle de lo que mis ojos ven. Tengo que comprobar mi teoría, la teoría que bien podría verificar mi desorden mental. Intento recordar todo lo que se sobre ese libro, el libro de mi infancia, el libro que me leía mi abuela. Después de cinco minutos de reflexión me queda claro, estoy en El País de Las Maravillas.
Sigo caminando durante minutos que parecen horas, horas que parecen días, pero al final llego a un claro donde hay bastantes personajes reunidos. Puedo distinguir a un conejo blanco de pelaje reluciente y aspecto elegante. Un grupo de cinco rosas, una blanca, dos de un color rosa muy pálido, otra azul y otra de color naranja atardecer.
Camino hacia ellos sin que se den cuenta, al parecer están entamblando una alegre conversación. Justo cuando estoy muy cerca de ellos, lo suficiente como para escuchar algo rompo una rama sin querer. Todos se giran de repente y me ven. Yo me quedo paralizada donde estoy. ¿ Y si no debería estar aquí? Tal vez no debería haber seguido al conejo ¿ y si ahora me decapitan o algo peor?. El conejo se acerca lentamente a mí y da una vuelta a mi alrededor.
-       ¿ Cómo te llamas? – me pregunta.
-       A-a-anniess- respondo con miedo
-       Muy bien, sígueme- me doy cuenta de que la voz del conejo es un poco aterciopelada, pero deja ver un rastro de locura.
Sigo al conejo por un sendero bastante estrecho, ya es de noche y puedo ver algunas criaturas en los árboles, además en el cielo , la luna parece una sonrisa, y eso, me da miedo. Por fin llegamos a nuestro destino, un claro en el bosque lleno de setas y de humo. Las luciérnagas que hay a mi alrededor hacen que pueda distinguir a una enorme oruga de color azul encima de una seta enorme.
-       ¿ Cómo te llamas?- me pregunta lentamente.
-       Anniess – respondo. La oruga vuelve a soltar un montón de humo por la boca y no puedo evitar toser al ver que está cerca de mí. Odio el humo.
-       Anniess- repite de nuevo lentamente- Bonito nombre, muy … original ¿ no crees?.
-       Sí – respondo
-       ¿ Y  qué crees que haces aquí? – me pregunta.
-       No lo sé, yo solo seguía al conejo blanco y …
-       No me refiero a eso – me interrumpe la oruga- Estás aquí porque necesitas encontrarte a ti misma, saber quién eres, qué lugar ocupas en este mundo.
-       Pero.... esto no debería ser así- digo yo- este cuento es de Alicia, no mío.
-       Lo sé preciosa, pero es que esa… es otra historia – responde la oruga.
No entiendo lo que dice. ¿ Esa es otra historia?. ¿ Entonces yo soy la protagonista de este cuento?¿ Por qué?. Es decir, yo no soy nadie, solo una tímida chica, que tiene como amiga a una loca , que se pasa el día leyendo y tocando el piano y que además está enamorada de un chico con el que nunca podrá ni siquiera imaginarse estar con él. 
- Estoy confusa- le digo a la oruga. 
- No deberías estarlo- responde ella- Estás aquí por que eres valiente, nosotros lo sabemos, pero tú no, y eso es lo que debemos intentar que descubras, tienes que dejar salir al exterior a esa pequeña persona que tienes guardada en tu interior, la que nadie ha visto. 
- Pero debéis estar equivocados... es decir, yo nunca he sido valiente, estoy segura de que soy yo misma. Es decir, no e gusta la gente, nunca me ha gustado, además no quiero cambiar, quiero ser tal y como soy, no quiero cambiar. 
- Debes hacerlo- responde.
- No quiero - rechisto.
- Es verdad, no debes hacerlo, tienes que hacerlo, tienes que encontrarte a ti misma. 
- No quiero - rechisto- además, no quiero pasar por todo esto sola, estoy acostumbrada a tener a mi hermano o al menos a Roxy cerca, pero ahora estoy sola, y eso no me gusta.
- No estarás - sola responde él- Nos tendrás a nosotros y además también tendrás a alguien. El conejo se aseguró de que alguien te siguiese.
¿ Alguien me ha seguido?. Eso quiere decir que no estoy sola. ¿ Quién será? Seguro que es Roxy, tiene que ser ella.¡ Eso cambia las cosas!. Me permito reír a carcajadas , ella está tan loca que seguramente sería capaz de matar a la reina roja. También esta la posibilidad de quesea alguien que me caiga mal... o no, eso no por favor. Pero no creo, tiene que ser Roxy, ¡ lo vamos a pasar genial!.
- Ya está aquí - dice alguien detrás mía. Reconozco esa voz, es el conejo blanco, debió irse nada más dejarme con la oruga.
Me giro para ver quién será mi acompañante. Al principio no puedo a causa del humo, pero luego puedo ver una silueta, después puedo distinguir el color de su pelo... Cuando por fin distingo quién es me dan ganas de gritar.

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